
Qué es la osteoporosis
La osteoporosis se define como un trastorno del esqueleto caracterizado por un compromiso de la resistencia ósea que predispone a un mayor riesgo de fractura. La resistencia ósea refleja la integración de dos hechos importantes: la densidad y la calidad ósea. La densidad ósea se expresa en gramos de mineral por área de volumen y en cualquier individuo ésta viene determinada por el pico de masa ósea y la cantidad de pérdida de hueso. La calidad ósea se refiere a la arquitectura, al recambio, al daño acumulado (por ejemplo, micro fracturas) y a la mineralización.
La osteoporosis es un trastorno del esqueleto caracterizado por una alteración de la segunda, la resistencia ósea, que predispone a una persona a un mayor riesgo de fracturas.
Generalmente, es equiparada con la “descalcificación”, pero, realmente, en la osteoporosis no sólo se pierde calcio sino masa ósea en general. A veces, además, se produce una alteración de la calidad del tejido óseo. Esto conlleva un incremento de la fragilidad ósea y un mayor riesgo de padecer fracturas.
La osteoporosis, por lo tanto, es una enfermedad en la que los huesos se vuelven menos compactos, más frágiles, y se pueden romper de manera espontánea o tras pequeños golpes, provocando una susceptibilidad aumentada a las fracturas de cadera, columna o muñeca.
Se trata de una enfermedad progresiva, que se va produciendo poco a poco, sobre todo en las mujeres a partir de la menopausia. Además, en la mayoría de los casos, la osteoporosis no produce síntomas hasta que aparece la primera fractura. Para entonces, la enfermedad puede estar muy avanzada.

¿Cuáles son sus consecuencias?
La principal consecuencia de la osteoporosis es la fractura del hueso. Se calcula que esta enfermedad ocasiona más de 1,3 millones de fracturas de vértebras, cadera y muñeca en el mundo cada año. Las fracturas osteoporóticas o por fragilidad pueden producirse en cualquier hueso del esqueleto, aunque los más comúnmente afectados son el radio distal (fractura de Colles), las vértebras, y la extremidad proximal del fémur o fractura de cadera. Los pacientes con fracturas osteoporóticas pueden presentar manifestaciones clínicas, como dolor, pérdida de estatura, cifosis y/o escoliosis, y tienen peor calidad de vida y mayor riesgo de mortalidad que el resto de la población.
Las consecuencias de la osteoporosis son muy amplias, incluyendo las esferas física, psicosocial y económica del paciente y produciendo un notable impacto también en su familia y la comunidad. En un estudio efectuado en nuestro país, en Gran Canaria, durante 5 años, se observó que el 90% de los pacientes que sufrían una fractura de cadera provenían de sus domicilios, pero en el momento de su alta menos de la mitad volvían a ellos, siendo remitidos a centros de rehabilitación y de crónicos. Además de la elevada morbilidad, las fracturas por fragilidad, tanto las vertebrales como las de cadera, producen una notable mortalidad. Al año de haberse producido la fractura de cadera, han fallecido el 30% de los pacientes y, a los dos años, cerca del 40%.
La fractura vertebral y de cadera es un problema para la mujer, sobre todo entre los 70 y 80 años, mientras que la fractura de la extremidad distal del radio (fractura de Colles) afecta a la mujer más joven, sobre todo entre los 50 y 70 años.
Factores de riesgo
Aunque cualquier persona puede desarrollar esta enfermedad es más probable que la padezcan:
- Las personas que tienen antecedentes familiares de esta enfermedad (padres, hermanos…)
- Las mujeres, sobre todo después de la menopausia
- Las personas mayores de 60 años
- Las que toman poco calcio
- Las personas poco activas, ya sea porque llevan una vida muy sedentaria o por enfermedad
- Las que toman algunas medicinas como la cortisona o sus derivados, antiepilépticos, hormonas tiroideas durante mucho tiempo.
- Los que fuman o toman alcohol o café en exceso.
Se dice que las personas que están en alguno de estos grupos tienen un factor de riesgo de la enfermedad.
Para conocer las probabilidades de sufrir esta enfermedad, la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), creo el test “PRUEBA DE RIESGO DE OSTEOPOROSIS EN UN MINUTO”, con el fin de posibilitar que la enfermedad se diagnostique temprano y poder tratarla.

Cómo se detecta
Una radiografía no detecta la osteoporosis en la fase inicial. Sin embargo, en la actualidad se dispone de una técnica llamada densitometría que mide con precisión la masa ósea y permite hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad.
El diagnóstico de osteoporosis puede establecerse ante la aparición de fracturas sin o con un mínimo traumatismo, incluso sin documentar la existencia de baja densidad mineral ósea (DMO). Por ejemplo, se puede asumir que una fractura vertebral aparecida en una mujer de más de 70 años al recoger un pañuelo del suelo es osteoporótica si, por la historia, la exploración y las pruebas precisas, se descartan otras etiologías. Los métodos para el diagnóstico de la osteoporosis. El diagnóstico densitométrico de osteoporosis postmenopáusica (OMS, 1994) se establece en categorías basadas en los valores de DMO de mujeres adultas jóvenes.
El número de desviaciones estándar (DE) en relación con la media de las adultas jóvenes, “T-score”, define el diagnóstico:
- Diagnóstico densiométrico de la OP postmenopáusica
- Exploraciones complementarias:
- Marcadores óseos y otras pruebas analíticas
- Radiología
La determinación de marcadores de remodelado no es útil para el diagnóstico de la osteoporosis, aunque puede complementar la información aportada por la medida de la DMO.

La osteoporosis en cifras
La osteoporosis es una enfermedad muy frecuente. En España la padecen 3 millones de personas, predominantemente mujeres. Afecta aproximadamente a 30 de cada 100 mujeres después de la menopausia, uno de cada ocho hombres mayores de 50 años y la mayoría de las personas ancianas independientemente del sexo.
La osteoporosis en cifras presenta los siguientes resultados:
El riesgo a lo largo de la vida de una fractura de cadera en mujeres, es mayor que la suma de los riesgos de sufrir cáncer de mama, endometrio y ovario juntos. En el caso de los hombres el riesgo es superior al de padecer cáncer de próstata. Se calcula que el 15% de las mujeres adultas sufrirá fracturas de huesos por osteoporosis en algún momento de su vida. Otro 15% de más de 50 años de edad tendrá una fractura de muñeca. Y casi la mitad de la población femenina en edad avanzada (40%) padecerá como mínimo una fractura vertebral antes de cumplir los 80 años de edad. La más grave de todas las fracturas osteoporóticas es la de fémur y cadera. Los datos estimados para toda España evidencia que anualmente se producen 33.000 fracturas de fémur por este proceso que originan 31.000 intervenciones quirúrgica y 768.000 días de estancia hospitalaria.
Su mortalidad se ha estimado entre el 22% y el 50% a corto y medio plazo. En el 30-50% de los enfermos que sobreviven se producen invalideces parciales o totales a largo plazo.

Tratamiento y adherencia a la medicación
Además de hacer recomendaciones sobre los cambios en el estilo de vida, los médicos pueden prescribir medicamentos ante un diagnóstico de osteoporosis. En la actualidad, existe una serie de opciones terapéuticas que, según se ha demostrado, actúan rápidamente (en el término de un año), preservan la densidad ósea y reducen el riesgo de sufrir fracturas. Es importante que la elección del tratamiento se ajuste a las necesidades médicas y al estilo de vida de cada paciente.
Los tratamientos comunes actualmente disponibles (aunque no, en todos los países) son: bifosfonatos (alendronato, ibandronato, risedronato, zoledronato) calcitonina, raloxifeno, ranelato de estrontium, teriparatido y tibolona. Se ha demostrado que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) posee efectos beneficiosos para los huesos, aunque no específicamente para el tratamiento de la osteoporosis.
También suele indicarse suplementos de calcio y vitamina D, a fin de garantizar la ingesta adecuada y asegurar la máxima eficacia del tratamiento con la droga. La ingesta de cantidades suficientes de calcio, vitamina D y proteínas no solo ayuda a prevenir la osteoporosis, sino que también contribuye a preservar la densidad ósea y la función muscular en pacientes con diagnóstico de osteoporosis. Los suplementos de calcio y vitamina D son sumamente importantes para los individuos que presentan un riesgo alto de fractura.
La alimentación y los factores relacionados con el estilo de vida, al igual que el ejercicio, son de vital importancia en la prevención y el manejo de la osteoporosis. Al mejorar el equilibrio, la fuerza muscular y la agilidad, las rutinas de ejercicios adaptadas según cada caso también pueden contribuir a prevenir las caídas. Las rutinas especiales de ejercicios, supervisadas por profesionales, pueden colaborar con la rehabilitación y aliviar el dolor ocasionado por una fractura.
Otros aspectos importantes del tratamiento son el apoyo psicológico y emocional, que puede estar a cargo de profesionales de la salud y grupos de apoyo a pacientes con osteoporosis. Ese apoyo puede ser de gran utilidad a la hora de aliviar la sensación de aislamiento y la depresión que sufren muchos pacientes con osteoporosis severa. También es de vital importancia la ayuda práctica, por ejemplo, el asesoramiento sobre cómo reducir el riesgo de caídas, los dispositivos como andadores, protectores de cadera, y las técnicas para “movimientos seguros”en las actividades cotidianas, tales como caminar, alcanzar y levantar objetos, realizar quehaceres domésticos y jardinería.